El cuatrimestre que educamos En Pandemia


Estamos exactamente en una brecha inesperada: ¿Cómo era tu vida antes del 19 de marzo y cómo es ahora tu día a día? Segurísimo que cambió mucho. Ese jueves (en el caso de Argentina) cambió todo. Por eso podríamos empezar a hablar del tiempo AP/DP: Antes de la Pandemia / Después de la Pandemia. Y en unas semanas (o meses), necesitaremos contar con “docentes DP”. Pero, mientras tanto, estamos en medio de la Educación E.P. (En Pandemia). Se trata de un período único de la historia mundial, y muy particular para la educación.

Ya estábamos hablando de grandes cambios impulsados por la tecnología y los podemos dividir (según algunos autores, como Santiago Bilinkis) en 3 áreas: 1. educación; 2. economía y trabajo; 3. salud. Podríamos agregar un cuarto tema, que sería el de la ciudadanía y gobierno. En todos estos segmentos de la vida se vienen viviendo grandes cambios generados por las tecnologías digitales. Y, casualmente o no, la emergencia de la pandemia nos obligó a adoptar algunas de ellas, incluso sin haberlas usado anteriormente. Y en el universo educativo el cambio fue brusco: de una semana para la otra necesitabas (como estudiante, docente o padre) si o si competencias digitales. Me toca contar la historia desde la perspectiva de un educador. Así se vivió el primer cuatrimestre académico 2020 (trimestre en el caso de la educación secundaria).

Marzo: sorpresa
Fue un jueves. Cuando salía de mi clase en el secundario, los directivos me avisaron que se suspendían las clases y que seguramente en 2 semanas nos veríamos de nuevo. Esa fecha fue el 12 de marzo en la provincia de Misiones. El lunes 16 se tomó la misma decisión a nivel nacional y el 19, en ese discurso televisivo histórico, el Presidente Fernández anunciaba que Argentina estaba en cuarentena.

Las escuelas (generalmente de nivel superior o secundario de gestión privada) que tenían su propia plataforma virtual se volcaron a ellas. Para las escuelas públicas, la provincia de Misiones puso a disposición la Plataforma Guacurarí, que ya estaba funcionando hace unos años, pero con muy poca adhesión. Así, el entorno virtual creado por el Ministerio de Educación para fomentar la modalidad de aula invertida (o “flipped learning”) se convirtió en modelo nacional y logró un crecimiento explosivo.

A nivel de Nación, no se pudo desarrollar ningún entorno que funcione como aula virtual, pero se puso el foco en la generación de contenidos pedagógicos con el programa Seguimos Educando. Con la base de conocimiento de Educ.ar, se armó la serie de cuadernillos didácticos por grado/año y área que llegaron rápidamente a la web y en formato PDF se diseminaron por todo el país, para llegar más tarde en formato de papel a casi todos los rincones de la patria. El Ministerio de Educación de la Nación se basó en el sistema estatal de medios, la radio y TV pública, para hacer llegar un apoyo audiovisual a millones de chicos que tenían que aprender en casa. Seguimos Educando revivió la teleducación de los años 80 y 90, con la ventaja de que los contenidos también estén online. 

En general, se hechó mano de las herramientas que más se conocían: PDF y DOC para las tareas, Whatsapp o Facebook para el contacto con las familias, y el correo electrónico en algunos casos. Creíamos que serían solo unos días así y que luego volveríamos al aula.

Abril: caos y primeras estrategias
Cuando tomamos conciencia que el Coronavirus no se iba a ir rápidamente, llegó el pánico. Se tomaron en serio las plataformas educativas y surgió el gigante: Google Classroom, una opción simple y gratuita. Fue la forma de ofrecer educación virtual a aquellos estudiantes de instituciones que no contaban con entornos propios. Tuvimos que aprender a crear clases, invitar alumnos, generar exámenes con los Formularios. Esta aplicación se adoptó rápidamente gracias a que la mayoría de los maestros ya tenían una cuenta de Google, generalmente la que solo usaban para Gmail. Esto permitió que se comenzaran a usar otros servicios del gigante tecnológico: Drive para compartir los archivos de las tareas y los profes o maes más osadas comenzaron a usar YouTube para subir clases.
Durante ese mes, se empezó a escuchar más seguido la palabra que sería una de las vedettes de la cuarentena: “el Zoom”. La idea era usar la plataforma de videoconferencia para tener lo más parecido posible a un aula llena de alumnos escuchando al docente en vivo. Entonces, empezamos a volvernos expertos en videoconferencias: habilitar cámara, mutearse o desmutearse, ID, link de invitación etc. se tornaron vocablos cotidianos para maestras, madres y niños.
Por el lado de las familias, hubo que hacer malabares para tener un lugar para hacer tareas diarias, conectar compus o celulares y ver si alcanza la velocidad de conexión para todos. Con el uso intensivo de videos y conferencias, se destapó la brecha digital vigente en nuestro país. Incluso los que creíamos que teníamos suficientes recursos tecnológicos en casa pasamos momentos de zozobra (cuando no había una computadora disponible, no alcanzaba la velocidad de Internet o se terminaban los datos móviles).

Mayo: se impone lo audiovisual
Como venía contando, la opción de hacer videoconferencias se impuso, y durante el mes de la Patria, hasta se hicieron actos virtuales para el 25 de mayo. Para esa fecha se vieron hermosas producciones, grabadas o en vivo, principalmente en nivel primario, pero también de Inicial y jardín maternal. Para esto, hubo que buscar aplicaciones de captura (Screencast O Matic), de transmisión (OBS), o edición de videos (Movavi, Filmora), de creación de gráficos (Canva) y de edición de sonido (Audacity). Las maes y profes ¡se estaban convirtiendo en cineastas! Como consencuencia de esto se descubrieron otras herramientas como Jitsi Meet (alternativa a Zoom) o Loom para captura y publicación rápida de videos.

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Junio y julio: la luz al final del túnel
Con el final del primer trimestre en nivel secundario y acercándose las etapas evaluativas en los niveles superior y universitario, había que pensar cómo evaluar en medio de la pandemia. ¿Presencialmente? Imposible. ¿Exámenes por videoconferencia? Impensado. Por suerte, tanto el Consejo de Educación como SPEPM (que regula las entidades de gestión privada) ya habían sacado las resoluciones correspondientes postergando turnos de exámenes e imponiendo la evaluación cualitativa y en proceso de lo trabajado hasta ese momento. Es un debate que está lejos de resolverse, pero que debía darse en algún momento. Pensando en evaluación, también aparecieron algunas otras herramientas. Algunas, esperables: Google y Facebook se metieron en la batalla de las videoconferencias con Meet y nuevas funciones para el Messenger, respectivamente.

Es importante destacar que tanto docentes como estudiantes (y padres), nos dimos cuenta de la importancia del rol proactivo en estas nuevas formas de enseñar y aprender. Ya no hay que esperar que el docente enseñe todo. Si el niño (o padre) no entiende algo, puede buscar soluciones en Internet. Los mismos educadores han recurrido como nunca a YouTube para aprender solos a manejar nuevas aplicaciones o funciones que necesitaban para desarrollar sus clases. La educación de tutoriales o autoeducación se ha convertido en una opción muy útil. Además, demuestra la solidaridad que reinó entre colegas que se ayudaron entre sí em todo momento. ¡El conocimiento es para compartir!

Mientras tanto, ya hacia el final de la primera mitad académica del pandémico 2020, podemos decir que se fue allanando el camino hacia la instauración de la virtualidad. Se están sentando las bases de algo que se va a quedar. Encontramos, como ya se mencionó, en la videoconferencia con reglas de aula, una herramienta para mantener el contacto y ver la cara a los alumnos. Aprendimos la importancia de lo audiovisual para fijar ideas y que, con un poco de ganas, podemos crear nuestras propias videoclases. Todos aprendimos este año, los profesores también. Bienvenidos a la temporada 2 de “Educación E.P.”

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